“La biología humana constituye un amplio potencial para percibir, pensar, sentir, la personalidad, el uso de herramientas, la comunicación y la interacción social y La psicología reconoce la importancia crucial de la Biología para la Psicología.”
Lev Vygotsky
La Fisiognomía se trata del estudio del comportamiento de las persona a través de sus rasgos faciales.
Características frontales:
El estudio de las características frontales forma una valiosa ayuda a la fisiognomía, ya que observaciones menores corroboran las más importantes y algunas veces suministran puntos distintos propios. Ellas son las siguientes:
La frente:
Se relaciona con la capacidad intelectual del hombre. Suele tener varias formas que toman en cuenta los fisonomistas.
Ancha: Pertenece a un individuo que es capaz de lograr un alto grado intelectual, que alimenta constantemente porque despeja incógnitas. Además, les gustan las teorías y el estudio de las filosofías.
Estrecha: Este tipo de frente está relacionada con la persona que analiza muy bien los temas, pero que le cuesta trabajo asimilar los conceptos nuevos.
Alta: Denota un tipo fuertemente mental
Baja: Demuestra una naturaleza directa y no dada a las teorías, de aquí la tendencia a clasificar estas personas como poco intelectuales.
Las cejas:
Tanto su forma como su abundancia o escasez tienen la particularidad de transformar la expresión de la cara.
Pobladas: Indican una naturaleza intensa, sensualidad, ímpetu y temperamento fogoso, pero con tendencia a dominar.
Finas o delgadas: Refleja una persona que se deja influenciar con relativa facilidad y además son muy exigente.
Largas: Usualmente son personas que procuran alcanzar el triunfo.
Cortas: Reflejan una personalidad imprevisible.
Muy juntas: Indican un sujeto enérgico, posesivo, celoso e inseguro.
Separadas: Señalan adaptabilidad, pero también una persona que cae fácilmente bajo influencias extrañas.
En ángulo: Denota creatividad e imaginativa
Curvas: Muestran una naturaleza curiosa.
Inclinadas hacia arriba: Ambición.
Inclinadas hacia abajo: Irritación, resignación y algo de petulancia
Rectas: señalan una naturaleza alerta, cultivada y llena de actividad y acción.
Los ojos:
Dicen mucho y su expresión se conserva a lo largo de la vida sin importar la edad.
Grandes: Revelan una personalidad idealista, soñadora y siempre optimista.
Pequeños: Denotan una persona activa, hábil e inquieta intelectualmente
Protuberantes: Reflejan una buena memoria
Hundidos: Usualmente denota un ser introvertido, callado y prevenido.
Muy juntos: Muestran inseguridad y nostalgia.
Separados: Reflejan una naturaleza egoísta y con tendencia a la improvisación.
Ovalados: Muestran gran inteligencia y sagacidad, pero también disposición a creer rumores
Redondos: Denota una persona confiada con emotividad, imaginación, observación, pero a veces ingenua.
Ojos muy abiertos: señalan a una persona amistosa, confiada.
La nariz:
Es considerada como la parte más importante de la zona emocional para quienes realizan la lectura del rostro
Grande: denota voluntad, originalidad, perseverancia, pero con agresividad
Pequeña: Debilidad, volubilidad, indolencia. impulsivo, irritable y desordenado.
Fina: Señala a una persona nerviosa, irritable y que fácilmente se incomoda
Ancha: señala una naturaleza exuberante y turbulenta que a menudo es descuidada.
Larga: Denota una persona cuidadosa, preocupada y que puede destacarse laboralmente.
Corta: Refleja a una persona alegre, que puede hacer caso omiso de las consecuencias.
Recta: (al ser mirada de perfil) denota sensatez, el individuo es valiente, leal e idealista.
Aguileña: propia de alguien excéntrico, intrépido y con marcada tendencia al liderazgo.
Corta y respingona: Amigable.
Respingada: esta forma graciosa revela optimismo, alegría, pasión y sensibilidad extrema.
Base ancha: responsable, algo perfeccionista y amante de los grandes placeres de la vida.
Orejas:
Ya en la antigüedad llamaban poderosamente la atención de los estudiosos, por su variedad de formas y tamaños.
Altas: (llegan a la altura de las cejas), persona pensante, práctica, con creencias bien definidas.
Bajas: (el pabellón auditivo queda a la altura de la nariz), indican que el individuo es inteligente y con gran agilidad mental.
Grandes: Ambición, intuición, atrevimiento y sin duda reflejan coraje para vencer cualquier tipo de obstáculo por difícil que sea.
Pequeñas: señal de creatividad y timidez que se puede vencer sin mayor dificultad.
Puntiagudas o de 'gnomo': personas maliciosas, pero inteligentes, ingeniosos y sensuales.
Redondeadas: Sociabilidad, sensualidad, extraversión.
Boca:
Grande: Demuestra tendencia marcada hacia las cosas materiales y de naturaleza liberal, a veces extravagante
Pequeña: individuo discreto, observador y meticuloso.
Recta: representa el equilibrio en todos los aspectos.
Voluminosos: si es el superior, busca la espiritualidad a toda costa. Si se trata del inferior, gusta de las cosas mundanas, intrascendentes.
Hundida: persona de carácter fuerte y avara.
Comisuras hacia arriba: Optimismo, seguridad y orgullo.
Comisuras hacia abajo: Melancolía, inseguridad y pesimismo.
Labio superior elevado por un lado: Sarcasmo e ironía.
Labio superior grueso: Arrogancia, ambición, intolerancia.
Labio inferior de gran tamaño: Debilidad y egoísmo.
Labio superior que sobresale del inferior: Afectuosidad, sociabilidad y generosidad.
Labios delgados: Introversión, avaricia.
Mentón:
Conocido también como barbilla o mandíbula; denota a primera vista el empuje o la pusilanimidad del individuo.
Ancha: Sentido práctico, Perseverancia. Resolución.
Estrecha: Imaginación, sensibilidad pasividad. Susceptibilidad
Cuadrado: Tenacidad, resolución, meticulosidad.
Redondo: Creatividad, adaptabilidad, extraversión, imaginación.
Con hoyuelo: Simpatía, vitalidad y habilidad.
Larga: Denota una naturaleza resistente, que no cede.
Corta: Señala a una persona variable que se cambia a otras cosas si es obstaculizada.
La fisiognomía es el arte de estudiar las cabezas y las caras (forma de la nariz, cejas, etc.) y su origen es muy antiguo, los antiguos chinos crearon el método Siang Mien a través del cual interpretaban la forma de la cara; conocimiento que fue transmitido oralmente. Más tarde, Aristóteles también se interesó por la fisiognomía y vinculó los grupos temperamentales con la forma geométrica de la cabeza y de la cara (los sanguíneos con el cuadrado, los rubicundos y coléricos con el círculo y los flemáticos y melancólicos con el triángulo). Inclusive, Pitágoras analizaba detenidamente los rostros de los jóvenes que aspiraban a ser alumnos suyos para decidir si eran admitidos.
El pionero en este campo fue el místico suizo, Johann Kaspar Lavater, cuyo poder de observación lo convenció de que aún las más ocultas tendencias del ser humano podían ser determinadas por los rostros y estableció un sistema de fisiognomía que fue publicado al principio de la Revolución Norteamericana.
Sin embargo la fisiognomía no deja de ser una pseudociencia basada en la idea de que por el estudio de la apariencia externa de una persona, sobre todo su cara, puede conocerse el carácter o personalidad de ésta. Una fisiognomía de correlación científica, según la cual hay una relativa correlación estadística entre rasgos físicos (particularmente faciales) y rasgos de carácter, debido a las preferencias físicas de la persona causadas por los correspondientes rasgos de carácter, de manera que la misma causa genética subyacente genética causaría tal correlación. Este tipo de fisionomía se basa en el determinismo genético del carácter. Aunque este tipo de fisiognomía también ha sido generalmente refutado, la idea ha vuelto a aparecer en variantes modernas, como la personología y la morfopsicología, sin fundamentación empírica.
Fisiognomía: ¿realidad o pura fantasía?
Ahora querido lector le dejamos esta interrogante para que usted mismo se la responda según lo expuesto en este artículo, pues la aceptación o rechazo de esta “teoría de la personalidad” dependerá netamente de usted y sus creencias, después de todo es subjetivo.