Se queda perdido en su propia mirada, tratando de mirar cada vez más adentro.
Se ve a sí mismo en un personaje antropomorfo con problemas de depresión y conductas autodestructivas, se ve claramente en los patrones de conductas que reflejan un ciclo continuo de aciertos, hedonismo, errores, autocompasión, lamentaciones, epifanía de nuevas oportunidades... aciertos, hedonismo, errores… De momentos es consciente de aquello, de momentos se pierde nuevamente, de momentos se siente un idiota y hasta hay momentos en que aprende, pero nada cambia realmente, siempre encuentra la manera de volver a equivocarse y los errores no desaparecen, las consecuencias quedan, algunas permanecerán en su mente por siempre y otras eternamente registradas por la ley. Como aquel personaje de televisión.
Parte por parte escucha su vida entre la lírica de canciones que relatan la desesperación de un sujeto frente la perdida de una valiosa compañía y la culpa de saber que él mismo se lo buscó. varias canciones, varios artistas, muchas emociones, una misma vida.
Se ve en una pintura que refleja su pensar.
Se ve es la expresión de agonía que no deja de ser, la pintura no cambia y él por dentro tampoco. A veces su exterior muestra un hombre alegre, con sueños, con entusiasmo, con comedia, pero por dentro no cambia, sigue siendo esa pintura con expresión de agonía.
Se lee en una fábula cultural de aprendizaje.
Se mira en el reflejo del espejo dentro de su mente.
La reflexión del espectro luminoso visible por un espejo no refleja todo lo que somos, hay un espectro no visible para los ojos humanos, y no me refiero a la luz infrarroja o ultravioleta, sino al espectro consciente e inconsciente inherente al mismo ser, que construye y deconstruye constante y permanente que tenemos de nosotros basado en nuestra experiencia, nuestros miedos y muestras pasiones.
Él se ve a si mismo en el espejo, como nadie más lo puede ver, desnudo, pero no de ropas, sino del alma.