El Errante
Errante en su
caminar, deambulando por la tierra sin rumbo fijo ni dirección, porque no busca
un fin a donde llegar, porque su fin es caminar.
Errante como
perdido del camino, con la mirada esquiva, sin pausa pero sin prisa; parecía
desterrado de alguna tierra, parecía que buscaba algo, que no quería encontrar.
Errante porque
podía hablar con todos, pero no confiaba en nadie: encajaba en todas partes,
pero no se aferraba a ningún lugar; se adaptaba a todas las culturas, pero no aceptaba ninguna.
Errante porque
mientras más sociedades conocía, más aborrecía a la humanidad; porque la
cultura del hombre es caótica, todo lo daña, todo lo corrompe, siempre
encuentra un acto egoísta y mezquino en la ciudad.
Errante me
llaman, porque voy de lugar en lugar, buscando mi propio lugar y no me halló en
ninguno. Errante porque no soy de aquí ni de allá, porque no pertenezco a ninguna
tierra, porque la tierra le pertenece a mi caminar.