lunes, 25 de abril de 2016

La mujer de pelo negro, ojos grandes y sonrisa encantadora



Carlos era un tipo despistado, pero un gran tipo aparentemente, siempre presto para ayudar a las personas, siempre tímido, siempre soñando, siempre Carlos.

En su vida gris, se encontraba cómodo, pero no feliz; tenía tanto miedo de fracasar en algo, que simplemente no lo intentaba. Sus días se resumían en despertar, hacer lo que tenía que hacer y volver a dormir.

Y entonces la vio, la chica perfecta ante sus ojos; alta, pero no más que él, de ojos grandes, pero en armonía con su rostro, de cabello negro, pero con puntas rubias que expresaban su juventud, de buen cuerpo, pero nada exuberante y una sonrisa digna de la obsesión de Carlos. Un poco loca, pero discreta, abierta de mente, pero recatada, la mujer más hermosas que vio en toda su vida, pero humilde y sencilla.

Ella lo miró, él se emocionó; ella sonrió, él se ilusionó; ella le dio un par de oportunidades para que se aproxime a ella, a él le pudo más su timidez que sus ganas de hablarle.

Ella siguió con su vida, él no pudo superarla… nunca.

"No es una gran historia", Si, ese pudiera ser el título de la biografía de Carlos.


lunes, 11 de abril de 2016

En la mesa de algún bar en el fondo del infierno…



Entre risas y carcajadas, entre anécdotas empañadas de nostalgia y ese sabor amargo en la boca que queda cuando sabes que pudiste haber vivido más si tan sólo hubieras vivido mejor; entre historias en un bar se encontraban algunas de las personalidades más populares del bajo mundo del siglo pasado.
Yerba Mala, Rafi Méndez, Junanito Alimaña, Pedro Navaja y Tony Presidio, cada quien con su historia y personalidad intentaba impresionar al resto; que cuantas mujeres tuvo, que a cuantos había robado o a cuantos había matado, en fin un sinnúmero de hazañas que mas que orgullo, dejaba a la persona con un gran vacío.
Mientras Yerba Mala, Juanito Alimaña y Tony Presidio jugaban tiro al blanco con una pobre alma en pena, Pedro Navaja le mostraba a Rafi Méndez sus habilidades manuales, clavando un puñal sobre la mesa de madera entre el espacio que dejaban sus dedos sin tocar ni rosar ninguno de ellos; mientras Rafi contaba otra de sus historias de encantador de chicas con sus carros lujosos.

Entre risas y carcajadas, entre anécdotas empañadas de nostalgia y ese sabor amargo en la boca que queda cuando sabes que pudiste haber vivido más si tan sólo hubieras vivido mejor; de pronto se escuchó un bullicio a las afueras del bar, unas voces resultaban familiares para unos y para otros.
Personajes de ultratumba golpearon las puertas del bar del infierno hasta romperlas, la multitud enardecida, enfurecida, con sed de venganza, estaban buscando a los 5 malnacidos que les quitaron la vida antes de tiempo. Nadie en el bar se atrevió a contener la muchedumbre encabezada por Teresa y su hermano y otras víctimas de estos cinco infelices.

Entre risas, burlas y carcajadas, entre anécdotas llenas de dolor y rabia y ese sabor amargo en la boca que queda cuando sabes que por culpa de otro sujeto no pudiste vivir más o mejor; Un estruendo se escuchó en la esquina más oscura del Bar Del Infierno, un sonido de cañón, tan fuerte que casi daña el tímpano de todos en el bar y un humo negro inunda todo el lugar. La puerta trasera se abre, los cuerpos de los cinco maleantes salen arrastrados hasta un carro rosa y fucsia y antes de que puedan ver quien los rescató va la confesión que dice:
Fui rechazado por mi padre y por la sociedad por ser diferente, me humillaron y maltrataron siempre por personas como ustedes y ahora quiero mi revancha empezando por mi padre así que, o hacen el trabajito que les voy a dar, o los devuelvo al dichoso bar”. Y entonces lo ven, se trata de Simónel Gran Varón.

Y como música de fondo en el carro que se alejaba del Bar Del Infierno se escuchaba la canción que decía: “La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida ay dios…

Personajes:

Pedro Navaja
https://youtu.be/bGizZTJs0Uo

Raphy Méndez

Juanito Alimaña

Tony Presidio

Yerba mala

lunes, 4 de abril de 2016

Una historia de aquellas que son verdad



Erase una vez un par, que se conocieron entre otros más; que se caían bien y tal vez algo más o tal vez nada más... Un par que nunca eran dos, sino cuatro, o cinco, o más.

Tanto tiempo conociéndose y desconociéndose, pensándose mutuamente y olvidándose también. Una idea reprimida por el propio pensamiento; una idea que quería ser, que podía ser, pero que no terminaba de ser por la cobardía.

Una relación intermitente, de holas y chaos y así el tiempo paso... Él se volvió un escape de su realidad; ella, la realidad que él siempre quiso.

Él, deambulaba por la vida preocupándose por el mañana, ella por el presente.

Él de veinte y tantos años, ella de veinte y más. Él era un muchacho que pretendía ser un hombre maduro, ella era mayor, pero su espíritu más joven.

En fin, un par sin igual, un tal para cual.